Dada la aceleración del cambio y la creciente complejidad del entorno empresarial actual, la capacidad de detectar y responder a las amenazas y oportunidades que surjan es fundamental para la supervivencia de las organizaciones. A pesar de este claro imperativo, los líderes a menudo no dedican el esfuerzo necesario al pensamiento estratégico.
“No tengo tiempo”, “es demasiado teórico” y “mi sector cambia demasiado rápido”, entre otras son excusas habituales que dan los líderes para no pensar estratégicamente. Estas justificaciones reflejan una incomprensión del valor y el propósito del liderazgo estratégico en medio de las intensas presiones cotidianas que implica dirigir una empresa.
Las excusas mencionadas anteriormente crean obstáculos, mientras que las acciones permiten superarlos. Los esfuerzos pequeños y constantes suelen ser más manejables para los líderes ocupados que el concepto de un cambio sistémico masivo.
A continuación se presentan algunas tácticas concretas para fomentar el pensamiento estratégico, como líder y en tu organización:
Empieza de a poco y de forma inteligente
Programe solo 15 minutos diarios de pensamiento estratégico concentrado. Puede ser algo tan sencillo como revisar artículos del sector e informes de tendencias o simplemente reflexionar sobre una pregunta abierta del tipo «¿qué pasaría si…?» referente a tu ámbito. Las pequeñas dosis suman.
Involucra a tu equipo
No pienses estratégicamente en el vacío. Incluye un debate sobre las «tendencias futuras» en las reuniones de equipo habituales. Obtén aportes diversos sobre, por ejemplo, «¿Qué podría cambiar para nosotros en dos años?». Crea espacios de intercambio de ideas donde el debate estratégico no se limite a la oficina de alto nivel.
Utiliza herramientas de apoyo
Dedica una pizarra, un documento digital compartido o un segmento de una pared para registrar las preguntas que surjan y las posibles respuestas. Ver el pensamiento estratégico como un proceso continuo lo hace menos abrumador.
Participa en el desarrollo de capacidades
Asiste a un taller, mira un curso en línea o escucha algunos podcasts específicos relacionados con la planificación de escenarios, el análisis de riesgos o las técnicas de innovación estratégica. Aprender nueva información genera capacidad y confianza.
Fomenta una cultura de curiosidad
Recompensa las preguntas, reconoce cuando no tengas una respuesta inmediata y enfatiza la búsqueda colaborativa de ideas en lugar de ser siempre la «fuente» de respuestas. Permite que tu equipo vea la vulnerabilidad como una fortaleza de liderazgo al servicio de la estrategia.
En resumen, el pensamiento estratégico es una capacidad de liderazgo fundamental que distingue a los líderes transformadores de los operadores. No se trata de predecir el futuro, sino de estar preparado para lo que este depare. Si reconoces y superas estas excusas habituales, podrás desarrollar este conjunto de habilidades cruciales.
No dejes de leer: Diez libros de liderazgo para propietarios de pequeñas empresas