El reciente escándalo tras el robo del famoso museo del Louvre, en París, pudo haber dejado millones de euros en pérdidas. La noticia comenzó a circular en horas de la mañana del domingo, cuando se conoció que un grupo de ladrones robaron joyas valiosas.
El audaz asalto, sigilosamente planificado, se perpetró durante apenas 7 minutos.
Dos vitrinas de alta seguridad fueron atacadas y ocho de los nueve objetos sustraídos siguen desaparecidos, entre ellos una tiara y un collar que llevaban la reina María Amélie y la reina Hortensia, indicó el Ministerio de Cultura francés en un comunicado.
En el robo estarían implicados 4 autores, quienes estaban desarmados pero amenazaron a los guardias de seguridad con amoladoras angulares.
Robo en el Louvre: ¿Pérdida incalculable?
Entre las joyas robadas figura el collar de zafiros de las reinas María Amelia y Hortensia, compuesto por 8 zafiros y 631 diamantes.
La diadema de la emperatriz Eugenia también forma parte del botín. Es una joya que Napoleón III le regaló en el día de su boda, en 1853. Tiene 212 perlas y 2.000 diamantes y es obra de Alexandre-Gabriel Lemonnier, joyero del emperador.
El collar y los pendientes de esmeraldas de la emperatriz María Luisa, también robados, son dos piezas que tienen en conjunto 38 esmeraldas y 1.146 diamantes.
A la lista del robo se suma el broche relicario; obra de Alfred Bapst, joyero real, con 18 diamantes en forma de corazón, así como otro broche en forma de un gran lazo de corpiño con una cascada de diamantes rosas engastados en plata y bañados en oro.
El valor histórico de las joyas robadas en el Louvre es incalculable, pero expertos en el mercado del arte estiman que el botín podría superar los 50 millones de euros.
Las piezas robadas son joyas únicas que cuentan la historia de Francia y evocan su época de esplendor, entre la Revolución Francesa y del Primer y Segundo Imperio.
Una corona recuperada
Lo único que se ha podido recuperar es la corona que perteneció a Eugenia, compuesta por 1.354 diamantes y 56 esmeraldas.
Fue subastada y adquirida por el mecenas Roberto Polo, que la donó al Museo del Louvre en 1988. Los asaltantes la perdieron por el camino y se están evaluando los daños.
“Más allá de su valor de mercado, los artículos tienen un valor patrimonial e histórico inestimable”, afirmó el Ministerio del Interior en un comunicado.
Información de Euro News / Redacción El Financiero
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