Daniel Goleman, psicólogo, autor de best-sellers y conocido por su trabajo sobre inteligencia emocional, introdujo el concepto de seis estilos de liderazgo en su artículo de 2000 en Harvard Business Review titulado «Liderazgo que da resultados».
Según Goleman, existen seis estilos fundamentales de liderazgo, cada uno basado en distintas competencias de inteligencia emocional. Son más efectivos en contextos específicos e influyen en el clima organizacional de maneras únicas.
Estos estilos son:
Liderazgo coercitivo
El líder coercitivo exige cumplimiento inmediato, operando con la directiva: «Haz lo que te digo». Este estilo se basa en competencias de inteligencia emocional como un fuerte afán de superación, iniciativa y autocontrol.
Es más efectivo en situaciones de crisis, para impulsar una reestructuración o al abordar a empleados con bajo rendimiento.
Sin embargo, el enfoque coercitivo generalmente tiene un impacto negativo en el clima organizacional, ya que puede sofocar la creatividad, reducir la moral y fomentar una cultura de miedo o resentimiento.
Liderazgo autoritario
El líder autoritario moviliza a las personas hacia una visión compartida, inspirándolas con la frase «Ven conmigo».
Este enfoque se basa en rasgos de inteligencia emocional como la autoconfianza, la empatía y la capacidad de impulsar el cambio. Funciona mejor cuando una organización necesita una visión renovada o una dirección más clara.
De todos los estilos de liderazgo, este es el que tiene el mayor impacto positivo en el clima organizacional, ya que promueve la claridad, el compromiso y el propósito.
Liderazgo afiliativo
El líder afiliativo crea armonía y construye vínculos emocionales, guiado por la creencia de que «las personas son lo primero».
Este estilo se basa en la empatía, una sólida capacidad para establecer relaciones y una comunicación abierta. Es particularmente eficaz para superar las divisiones en el equipo, motivar a las personas durante períodos de estrés o fomentar la conexión del equipo.
El estilo afiliativo tiene un impacto positivo en el clima organizacional, fomentando la confianza y la camaradería, aunque puede no ser eficaz para abordar el bajo rendimiento si no se complementa con otros enfoques.
Liderazgo democrático
El líder democrático genera consenso a través de la participación y fomenta la participación con la frase «¿Qué opinas?». Este enfoque se apoya en la colaboración, el liderazgo de equipo y una comunicación sólida.
Funciona mejor cuando se busca generar aceptación, lograr consenso o buscar la opinión de empleados con conocimientos y comprometidos.
El estilo democrático suele tener un efecto positivo en el clima organizacional, impulsando la moral y el compromiso, aunque puede ralentizar la toma de decisiones cuando el tiempo es crucial.
Liderazgo que marca el ritmo
El líder que marca el ritmo establece altos estándares de rendimiento y espera que los demás los cumplan rápidamente, a menudo liderando con el mensaje tácito: «Haz lo que yo hago, ahora».
Este estilo se basa en cualidades de inteligencia emocional como la meticulosidad, un fuerte afán de superación y la iniciativa. Es más eficaz cuando se trabaja con un equipo altamente competente y motivado que prospera gracias al alto rendimiento.
Sin embargo, generalmente tiene un impacto negativo en el clima organizacional, ya que puede generar presión, agotamiento y baja moral si no se equilibra con apoyo y retroalimentación.
Liderazgo de coaching
El líder coach se centra en el desarrollo de las personas para el futuro y suele animarlas con la frase «Prueba esto».
Este estilo se basa en el desarrollo de los demás, la empatía y el autoconocimiento. Es especialmente eficaz para ayudar a un empleado a mejorar su rendimiento o a desarrollar fortalezas y capacidades a largo plazo.
El estilo de coaching influye positivamente en el clima laboral, ya que fomenta el crecimiento, la lealtad y el éxito sostenible, aunque requiere tiempo y puede no ser adecuado para entornos de alta presión o urgencia.
Consideraciones finales
Los seis estilos de liderazgo de Daniel Goleman ofrecen un marco integral para comprender cómo la inteligencia emocional puede impulsar la eficacia del liderazgo.
Los líderes que dominan estos estilos pueden adaptar su enfoque a las necesidades de su equipo y al contexto, creando un clima organizacional positivo y mejorando el rendimiento general.
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